lunes, 28 de diciembre de 2009

Bóveda Nubia

He visitado varias veces una obra que quiero compartir con vosotros. Es una villa construida integramente de adobe y ladrillo. su disposición es sencilla, tres bóvedas que convergen en un espacio central coronado de una cúpula.

Esta construcción es interesante en varios sentidos:

  • Climáticamente, gracias a su gran inercia térmica está muy bien adaptada al tremendo calor africano. En el interiro se nota bastante diferencia de temperatura. Esta manera de hacer la cubierta es aún más interesante si la comparamos con las chapas galvanizadas que sustituyen a la tradicional cubierta de paja. La paja hay que sustituirla anualmente, pero la cubierta de chapa es un horno en unas viviendas que además no están bien ventiladas.
  • NO necesita de cimbra para hacer la hacer la bóbeda ni la cúpula. Utilizando piezas pequeñas que se adhiren con morteroy con la ayuda de unos compases para trazar la geometría.

martes, 15 de diciembre de 2009

Panorámica desde Campamento Dunar


Fijaros a la izquierda, ahí está el campamento. Yo esa noche dormí al raso. Cuando me desperté por la mañana descubrí las huellas de varios escorpiones que me habían estado rondando. Un riesgo que me reció la pena correr. Recuerdo que me atrajeron hasta el borde de la duna los tantanes que sonaban desde la falda del acantilado, procedentes de uno de los poblados. Una noche muy especial.

Río de arena.

Una fotillo de mi último viaje a País Dogón. Pinchad en la foto que se abre una ventana y la podeis ver más grande (pasa con todas). Merece la pena.

domingo, 13 de diciembre de 2009

¡¡¡Ya tengo tarjeta!!!

Diseño, mobiliario, interiores, arquitectura y urbanismo.


Por si alguien necesita de mis servicios.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Máscaras

Una de las razones de venir a Costa de Marfil ha sido venir a por piezas para la Boutique. Hemos estado en varios sitios comprando máscaras, taburetes y demás piezas de madera. Es aquí y en Camerún donde hay más tradición de talla de madera. El primer sitio donde estuvimos es espectacular. En la rivera de la laguna, justo al lado de un lugar de acopio de madera para la exportación hay un pequeño asentamiento de artesanos tallistas que hacen mascaras, estatuillas y otras piezas. Trabajan en unas condiciones espantosas, en un laberinto de piezas acumuladas a medio hacer, de cobertizos improvisados para guardar las piezas de menor tamaño y de puestos de trabajo bajo la sombra de plásticos negros y hojas de palmera. Los pasajes se adaptan a una orografía muy irregular y que parece poco estable, con astillas de madera en distintos estados de putrefacción como alfombra general.
Aquí, en cuanto entramos nos empezaron a mostrar todo el repertorio de piezas. Cada cual corría a su almacén y te traía sus piezas, persiguiéndote por los pasadizos para que le comprases algo. Lo mejor allí es darte una vuelta para ver, luego nos sentaron en dos tronos y empezamos la compra. Quiero tal cosa, que he visto…. En 2 minutos la habían ido a buscar y se pasaba a la siguiente fase, el regateo del precio. Tras comprar un objeto pasas al siguiente, y otra vez empiezas a regatear, como si fuera el primer objeto por el que pujas. Es un ejercicio bastante cansado.

Luego fuimos a otro sitio algo más organizado donde hay un montón de puestos de artesanía. Aquí solo venden, no fabrican. Hay más variedad de cosas y es un sitio mucho más agradable por el que pasear. Aquí otra vez es recomendable pasearse y ver todo antes de comprar porque hay muchas cosas que puedes encontrar en diferentes puestos.

Por la tarde, después de una magnifica comida en casa de Corine y Dominique, al barrio de los tallistas de marfil/hueso. Aquí encuentras tanto hueso, que es lo que se supone que es hacia lo que se han reconvertido todos los artesanos que antiguamente tallaban el marfil como marfil. Y marfil puedes encontrar piezas antiguas, de antes de la prohibición de comercio, pero también nuevecito. Y no es una cosa que tengan escondida, hay BASTANTE marfil nuevo, según me han dicho viene de África central. Porque aquí no queda ni un elefante.

Assiní, días de playa





Los primeros días he estado pescando con los locales.
Es un trabajo bastante duro.
El sistema es el siguiente: Salen con el cayuco, echan las redes y estando a unos 150 metros de la playa se lanza uno que trae un cabo hasta la playa. Este es uno de los extremos la red que forma una media luna hacia la playa, el otro extremo se trae en el cayuco.

Una vez echada la red y se espera un poco. No se cuanto ni para que. Luego se va tirando de los extremos desde la playa. Se tira a lo bestia, unos quince tíos, sin ningún tipo de juego de poleas ni nada por el estilo (a ver si la próxima vez que vaya les inicio en mecánica básica). Este proceso dura unas 3-4 horas, tirando a poquitos de cada extremo de la red. Es una red con un saco en el centro de unos 3x9 metros y luego paredes hasta los extremos.

Bueno, tras tirar durante casi todo el proceso (cosa que les sorprendió), canturreando con ellos una especie de repetición que decía uno y luego el resto repetía, fuimos acercando la red a la playa y cerrando el arco de la red. Había sido una buena pesca, estaban todos muy excitados, cuando finalmente la red había llegado a la orilla éramos 40, se nos habían unido muchas mujeres, que venían con las palanganas para llevarse el pescado. La red venía muy cargada, tuvimos que repartir la captura en 2 sacos red para que no hubiera peligro de rotura. Una vez hecho el trasvase sacamos del todo la red. No sé cuanto habría, no sé si calculo bien, pero por lo menos 500 kilos de pescaditos habría. La mayoría eran pequeños para lo que aconstumbramos en España, eso sí, un lenguado, de unos 2 kilos, que enseguida me adjudicaron como jornal, bien merecido creo porque tenía los antebrazos doloridos del esfuerzo y las palmas de las manos rojas del roce de los cabos.

El recuento del pescado, clasificación y reparto duró toda la tarde. Se volcaba sobre la arena las palanganas llenas de pescado y se hacían diferentes montones. A media tarde los pescadores habían salido de nuevo, las mujeres quedaban en la playa repartiendo, agrupando… al final, todo el mundo me saludaba y me daba las gracias, una experiencia muy gratificante.